Todos conocemos esa palabra, cáncer. El cáncer es un conjunto de enfermedades en las cuales el organismo produce un exceso de células malignas (conocidas como cancerígenas o cancerosas), con crecimiento y división más allá de los límites normales, (invasión del tejido circundante y, a veces, metástasis). La metástasis es la propagación a distancia, por vía fundamentalmente linfática o sanguínea, de las células originarias del cáncer, y el crecimiento de nuevos tumores en los lugares de destino de dicha metástasis.
Pues bien, estamos de enhorabuena porque parece que las investigaciones encaminadas a acabar con esa mortífera enfermedad están más cerca de conseguirlo. Esta vez, el descubrimiento no lo ha hecho ningún japonés ni americano (parece que si lo hacen ellos tiene más mérito), sino que han sido científicos españoles!
Estos investigadores, coordinados por científicos del Instituto de Acústica (CSIC), han desarrollado un microchip que detecta, separa y extrae células tumorales de muestras del torrente sanguíneo.
Investigadores del Instituto de Acústica (CSIC), del Hospital General Universitario de Elche (Alicante) y del Centro de Investigaciones Tecnológicas IKERLAN (Guipúzcoa) han desarrollado un microchip para detectar, separar y extraer las células tumorales de muestras extraídas de la sangre. Los resultados se han publicado este año en la revsita Sensor and Actuators B: Chemical.
El dispositivo ya se ha patentado, y es el primero ultrasónico fabricado en plástico para manipular partículas o células en suspensión. Se podría emplear para detectar las metástasis en sus fases iniciales. Esta nueva tecnología consiste en un chip de tamaño menor a una moneda de un euro que incluye un pequeño canal por donde discurre una muestra de sangre, extraída de un paciente, con células tumorales circulantes.
Su funcionamiento se basa en aplicar ultrasonidos en una zona de la parte transversal del canal. La fuerza de radiación que ejerce la onda ultrasónica provoca que las células tumorales, que se distinguen del resto por su tamaño y densidad, sean conducidas hasta ese punto, y posteriormente, recolectadas.
Itziar González, investigadora del CSIC y coordinadora de la investigación explica que "Se trata de un método no invasivo, ya que no hace falta introducir en la muestra de sangre ningún tipo de elemento externo, algo que sí exigen tecnologías que normalmente se emplean para detectar células tumorales circulantes en sangre".
Otra de las peculiaridades de este esta tecnología es que mantiene las propiedades de las células para realizar posteriores estudios o análisis biomoleculares. Además, es posible aumentar la eficiencia en la recolección de las células agrandando el tamaño del canal por donde fluye la sangre. “De esta manera, las células se mantienen más tiempo en el interior del dispositivo y nos aseguramos de que sean recolectadas”, señala González.
Esperemos que estas investigaciones sigan adelante, que reciban el apoyo económica que necesitan y que de una vez por todas acabe con esa lacra que es el cáncer.
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